lunes, 28 de octubre de 2013

Hitting the Fan, la Boda Roja de The Good Wife


SPOILERS de Hitting the Fan, de la quinta temporada de The Good Wife

Es muy complicado hablar de The Good Wife sin repetirse. Se ha convertido en una de esas series que los haters de lo best seller, que todos lo somos un poco de vez en cuando, se niegan a ver como castigo al hype, aunque conozco a pocos que se hayan arrepentido de darle una oportunidad. Aún así, The Good Wife no es inmune a las críticas; es cierto que peca en ocasiones de tramposa y de dar el golpe en la mesa en los últimos capítulos para salvar a su protagonista, Alicia Florrick, a la que en estos cinco años otros personajes han ido adelantando en el top ten de féminas arriesgadas. Sin embargo, es imperdonable no decir que es la mejor serie que se emite ahora en abierto, tan entretenida como inteligente, o al menos la mejor para los que queremos disfrutar tanto como flipar con maravillas de guión y dirección. Por fin se ha estrenado Hitting the Fan, el capítulo al que los talifanes de The Good Wife llevamos meses refiriéndonos como la Boda Roja (fue a Graham Phillips, que interpreta a Zach Florrick, al que se le ocurrió la mediática comparación), un episodio especialmente memorable dentro de esos dos de cada tres episodios memorables que nos da la serie. La Boda Roja de The Good Wife pondrá de acuerdo a apocalípticos e integrados: estrategias políticas, dilemas morales y Alicia Florrick, de nuevo, entre la espada y la pared. 

Hitting the Fan, expresión con la que los norteamericanos se acercan a eso de 'arder Troya', comienza cuando Diane informa a Will de que Cary y Alicia planean formar su propio bufete con sus mejores clientes. Y efectivamente, Troya ardió con una de las escenas más potentes de la serie, en la que Will destroza el escritorio de la Florrick antes de echarle en cara su traición. Éste será el punto de partido de las maniobras de guión de los King, que escriben el capítulo (dirige James Whitmore, otro incondicional), 42 minutos de enfrentamientos y giros políticos que marcan también un hito en el desarrollo del personaje de Julianna Margulies. La mujer del Gobernador de Illinois, víctima del quiero y no puedo entre sus propios deseos, sus deberes y sus ambiciones, aceptó abandonar Lockhart & Gardner para alejarse de Will y apostar por su renovado matrimonio, pero también para dejar de ser la moneda de cambio de jefes. Alicia saldrá de la compañía por la puerta de atrás, entre la humillación y la culpa que subyace a la traición de la que lleva siendo consciente varias semanas (el dilema explota en el ascensor, espacio simbólico que ahora ocupa ella sola), pero pronto se levanta para luchar por su futuro. "Vamos a por vosotros, a por todos vuestros clientes, todos por los que trabajamos hasta que llegabais para llevaros el mérito", amenaza Alicia a Will y Diane, y para ello será capaz de hacer la vista gorda sobre las trampas de Peter.

No diréis que Alicia Florrick no es cada vez más una versión femenina y light de Walter White. La abogada consigue arrastrarnos en su dilema moral: no dejamos de ver a Diane y Will como sus valedores y sentir morriña por los ratos felices, sobre todo los de cama, pero no es menos cierto que la mujer del político corrupto fue siempre el comodín de Lockhart & Gardner. En esto también mete The Good Wife su pullita de actualidad: cómo las grandes empresas manipulan a sus trabajadores en época de crisis (acordémonos de los tejemanejes de la cuarta temporada) y cómo, esta vez, las hormiguitas dan el golpe de Estado. Lo bueno es que hay más Hitting the Fan por venir, pues sus consecuencias serán tan adrenalíticas como el capítulo en sí. ¿Qué será de Diane, que parece quedarse sin su puesto en el Tribunal Supremo? ¿Será capaz Will de filtrar el pucherazo de las elecciones a Gobernador ahora que Alicia también es su enemiga? ¿Dará Alicia la espalda a Peter cuando se entere del tongo? ¿Habrá reconciliación en esa Tensión Sexual No Resuelta por excelencia? ¿Ejercerá Kalinda de doble agente, se mojará por Lockhart & Gardner o por Florrick & Agos? ¿Conseguirán entenderse los 'nuevos' Will y Diane? Si todo sigue como hasta ahora, la respuesta a las preguntas serán más puntos para Michelle y Robert King. Yo que soy muy de comparar me quedo con ellos como los nuevos John Ford y Douglas Sirk de la tele, que te meten un buen polvo (y también mucho de crítica política) en pleno prime time de la CBS. Con elipsis lateral, eso sí, que son muy elegantes.

viernes, 25 de octubre de 2013

American Horror Story Coven s03e03. Brujas de usar y tirar


SPOILERS de The Replacements, tercer episodio de AHS: Coven

Nueva Orleans, 1971. Una joven y sensual Fiona Goode se reúne en el salón principal de la academia de Miss Robicheaux para jóvenes excepcionales con Anna Lee Leighton, la matriarca del aquelarre, frente a las pinturas de las antiguas dueñas de la estirpe. "Dicen que cuando una nueva Suprema empieza a florecer, la antigua Suprema empieza a desvanecerse", explica la hechicera veterana momentos antes de que la despiadada Fiona le rebane el cuello y usurpe su lugar. Con tal hito en el retrato de la que conocemos como la despiadada bruja de brujas comienza The Replacements, el tercer episodio de Coven, otro de esos discretos capítulos en que parece no pasar nada hasta que nos la mete doblada. ¿Qué reglas serán capaces de violar las protagonistas en sus nuevos dilemas morales, ante las debilidades que ha ido dibujando el comienzo de temporada? Zoe se enfrentará no solo a la responsabilidad de haber resucitado a Kyle, sino también de lo que él sea capaz de hacer, Cordelia se saltará una más de sus reglas con tal de acercarse a la maternidad, a Fiona volverá a tentarle el crimen como medio para lograr sus fines y Madame Lalaurie tendrá que 'coger por los cuernos' el toro de Marie Laveau. Sea cual sea la elección de las brujas, está claro que los caminos de Ryan Murphy no son los más previsibles ni los más fáciles.

The Replacements, escrito por James Wong, uno de los guionistas de cabecera de la serie (dio los momentos más Expediente X a Asylum; por algo trabajó en la primera), y dirigido por otro incondicional del equipo, Alfonso Gómez Rejón, recurre a Zoe para introducirnos en las nuevas desventuras de Coven. Aún entre la culpabilidad por haber usado sus poderes en venganza y entre la atracción que la empujó a parchear a Kyle, la bruja rescata a su Eduardo Manostijeras particular de las manos de Misty Day (estamos deseando volver al personaje de Lily Rabe, cada vez más zumbada y peligrosa en su retiro junto a Fleetwood Mac), y lo lleva de vuelta a casa. Lo que parecía una buena idea, una forma de redención a lo buena bruja, pasará factura a Zoe y Kylenstein. El joven, que sufre los abusos sexuales de su madre, Alicia (Mare Winningham), desde que su padre los abandonó, acaba golpeándola brutalmente hasta la muerte. Las cosas en Miss Robicheaux's no pintan mejor: Cordelia intentará recuperar su fertilidad por medio de Marie Laveau, que le negará su ayuda por ser hija de Fiona (recordemos la divertida escena de la peluquería); y el affaire Lalaurie-Queenie parece llegar a buen puerto (una es una esclavista sanguinaria; otra una negra acorralada) hasta que la muñeca de vudú se alía en un polvo WTF! con el vengativo minotauro de Laveau.

AHS: Coven se sirve de estas tres tramas, aparentemente inofensivas en The Replacements, para rubricar el capítulo con una de las firmas de la casa. Esos momentos sexuales que logran sacarnos una sonrisa incómoda pese a estar hablando de perturbadoras relaciones de poder y dominación son un imprescindible de la franquicia Murphy, incluso en sus series más light. La primera AHS contó con la inolvidable 'paja + llanto' de Dylan McDermott, Asylum con la terapia 'deslesbianizadora' de Lana Winters, grabada a fuego en el imaginario de la serie, y Coven no iba a ser menos. El poder de Zoe, que elimina a todo aquel que penetra en ella, fue solo un aperitivo, y los momentos que están por venir pueden acabar de manera igualmente sangrienta. Con la boca abierta asistimos a las escenas en que Alicia abusa de Kyle, convertido ya en Frankenstein (es un guiño muy macabro que la mujer conozca todas las partes que no pertenecen al cuerpo de su hijo); en venganza le reventará el cráneo con uno de sus premios deportivos, símbolo cultural de la idílica familia norteamericana. Lo interracial, una de las luchas de Murphy y Falchuk en Coven, aparece también en el ritual al que se somete Cordelia, que es salpicada con sangre animal en lo que parece una eyaculación de dos hombres; o en la decisión de Queenie al ofrecerse al minotauro negro, alianza racial en contra de la opresión de Lalaurie y los de su calaña. 

Es en su retorno a la causa femenina cuando The Replacements vuela por los aires. Si las decisiones de Zoe y Cordelia nos ponen entre la espada y la pared, ¿dónde quedan Madison y Fiona, que no dudan en usar sus poderes para sus perversos intereses? La llegada al barrio de los Ramsey (por fin vemos a Patti LuPone, gran fichaje de Coven, en el papel de matriarca fundamentalista), por cuyo hijo Madison se siente atraída, es lo que unirá a las dos viscerales brujas. Mientras el personaje de Emma Roberts descubres nuevos hechizos con los que seducir y manipular, Fiona se siente débil y moribunda (descubrimos que el símbolo de la decadencia de su poder es el cáncer); la bruja veterana ve su reflejo en Madison, para quien la juventud, la belleza y la sensualidad es también un poderoso arma de doble filo, y empieza a sospechar que tiene ante ella a su propio remplazo. "Tomé mi herencia demasiado pronto y la despilfarré; disfracé de Chanel todo ese poder, todos esos dones. He sido una Suprema de mierda", explica Fiona en lo que parece su redención, una lección que evite a Madison repetir sus pasos. Sin embargo, es todo una farsa para acabar con ella: Madison yacerá con el cuello cortado al igual que la antigua Suprema. "Lo que necesita este aquelarre no es una Suprema nueva, es una alfombra nueva". Fiona vuelve al mal, traicionando incluso las reglas de la brujería. ¿Cuánto tardará en arrepentirse? 

Otros apuntes:

Está claro que la mitología musical de AHS: Coven corre a cargo de Stevie Nicks. ¡Y nosotros encantados! Además de Sara, canción de la compositora norteamericana en su etapa en Fleetwood Mac, y que suena en la cabaña de Misty Day, el comienzo del The Replacements hace otro guiño al grupo. Seven Wonders, expresión que en la serie reciben los poderes de las brujas de remplazo, es también una canción de FM. ¡Disfrutadlas!

Os dejo la promo del cuarto episodio de Coven, Fearful Pranks Ensue.

 

lunes, 21 de octubre de 2013

El tiempo entre costuras, el órdago de la televisión española


Hoy es uno de esos días en que mola hablar de la televisión española. Hoy se estrena El tiempo entre costuras, y todo apunta a que va a ser un acontecimiento irrepetible en nuestra pantalla, en audiencia tanto como en boom social. Tres razones de peso: se puede decir sin miedo que es la serie española más esperada, no solo por adaptar un best seller literario también propio sino por haber estado tanto tiempo guardada a causa de la crisis publicitaria; la expectativa creada por los periodistas que pudimos verla y disfrutarla (que no siempre van de la mano) en el FesTVal de Vitoria del pasado septiembre; y la sesión del Birraseries celebrada ayer en el Festival de Series de Canal +, toda una sorpresa en lo que a legitimación de la ficción nacional se refiere, que se convirtió en trending topic nacional y en la que la producción de Antena 3 y Boomerang TV salió muy bien parada. Lo interesante es que El tiempo entre costuras es un evento más allá de sí misma; más importante aún, es todo un avance en lo industrial, que demuestra que en España se pueden hacer miniseries muy potentes y con la previsión de grandes cifras, como han bordado los norteamericanos en el último año, del estreno de La Biblia al de La Cúpula, y también que la manera en la que vemos y criticamos nuestras series debe cambiar y está cambiando. Fiaos de mí que soy un hater converso; merece la pena ver El tiempo entre costuras, aunque sea solo su primer episodio. 

El tiempo entre costuras, miniserie de once capítulos basada en la novela homónima de María Dueñas publicada en 2009, cuenta la historia de Sira Quiroga, una costurera del Madrid de los años 30 que lo deja todo por amor e intentará recuperarlo y redimirse a base de valentía y sufrimiento (si habéis visto sus promos eternas sabréis ya hasta quién mató a Laura Palmer). Con este argumento Boomerang TV remata un melodrama muy decente, al que las tramas históricas sobre el espionaje y la Guerra Civil convierten en una receta redonda para el prime time español, para la señora de Cuenca, para mi madre y para mí. Y lo cierto es que El tiempo entre costuras lastra los fallos de otras grandes ficciones, y no hablo solo de las españolas. En este caso escaman ciertas interpretaciones, no la de Adriana Ugarte (La Señora), ya una de las grandes valedoras de nuestra tele, pero sí la de Rubén Cortada, un modelo cubano pésimo en su primera actuación y cuyo fichaje huele a enchufismo que apesta. Además, al tono dramático de la serie le han pasado factura los años que ha permanecido en el cajón, sobre todo en dirección y música. El gran enemigo de El tiempo entre costuras, si es que hay alguno, es Bambú; la productora de Hispania, Gran Reserva y Gran Hotel ha conseguido superarla en producción y acabado durante su ausencia, y más con el estreno de Galerías Velvet, que enamoró en el FesTVal y se la come con patatas, a la vuelta de la esquina.

Pero ésa es una historia que habrá que contar en otro momento. Por lo pronto, El tiempo entre costuras es la serie española mejor producida de los últimos años con permiso de Gran Hotel, y de hecho pasa por ser una de nuestras ficciones más caras, con un despliegue en localizaciones inédito en la pequeña pantalla e incluso en la grande. Un zas en toda la boca a los que piensan que no 'tenemos' el poder de crear algo decente cuando lo difícil es amortizarlo en audiencia y publicidad, mal endémico de toda industria que se ceba mucho más en la nuestra, demasiado acostumbrada al abierto y al 'todos los públicos' y demasiado pobre en lo privado. Lo que sí podemos agradecer a El tiempo entre costuras es ser pionera en la 'fanatización' de un producto mainstream (es incuestionable que esa leyenda de víctima de la crisis es su mejor as social) que no haya que estirar durante diez temporadas y que aún así pueda ser rentable. Y el más difícil todavía, devolver la confianza en que nuestra televisión puede ser inteligente a la hora de producir algo de lo que encima no nos tenemos que avergonzar. Lo de si nuestro mercado es comparable a otros es harina de otro costal; negar el tercermundismo en que ha estado sumido es absurdo, pero con apuestas como El tiempo entre costuras e, insisto, Galerías Velvet, las comparaciones son mucho menos odiosas.

jueves, 17 de octubre de 2013

American Horror Story Coven s03e02. Todas las brujas tienen un precio


SPOILERS de Boy Parts, segundo episodio de AHS: Coven 

Lily Rabe entra a American Horror Story: Coven por la puerta grande. No es la primera vez que la vemos (la joven Misty Day es quemada viva en los primeros minutos de Bitchcraft), pero su comeback adelanta a paso de diva el tema estrella del segundo episodio en uno de sus mejores momentos: la resurrección. La bruja vuelve a ritmo de Edge of Seventeen, de Stevie Nicks, y vestida como ella para vengarse de los cazadores furtivos que burlan las leyes de Nueva Orleans (y de la naturaleza). "¿Por qué matáis a estas criaturas inocentes de Dios?”, dice en un guiño a su propia muerte antes de devolver la vida a los cocodrilos, que no tardan en dar cuenta de sus verdugos. Con ese tono referencial y desenfadado presenta la escena el retorno a la vida, una cuestión que se avanzaba como importante y que recupera el discurso del primer capítulo sobre la búsqueda de la eterna juventud, el instinto de supervivencia y la condena del poder natural de las brujas. Ese punto de partida también sirve para profundizar en los personajes, de los que ya vimos el primer retrato, y que continúan su incursión en el lado oscuro: Zoe cede ante su atracción por Kyle, Cordelia se mostrará débil ante su deseo de ser madre, y Fiona perseverará en su superficial obsesión. Al igual que el resto de mortales (e inmortales), todas las brujas tienen un precio.

Intuíamos que la resurrección llegaría pronto a Coven tras ver que Kyle, personaje interpretado por el 'prota' indiscutible, Evan Peters, moría en el primer capítulo, pero Boy Parts (de Tim Minear y Michael Rymer) es ya desde el título un manifiesto. Es de nuevo la trama teenager la que nos introduce en el capítulo: Zoe y Madison se plantan en la morgue y cosen un nuevo Kyle con pedazos de otros chicos. ¿Se arrepentirán de haber usado sus poderes otra vez? Es interesante ver cómo ese tono distendido y adolescente será la marca de la temporada; la escena en cuestión es más un chiste sobre el novio perfecto (no podía faltar la coña genital: "¿ésta será de carne o de sangre?") que un simple guiño a Frankenstein. Y ésa no es la única referencia. Minutos antes, Queenie, de la que ya vemos un flashback, tira del imaginario de Embrujadas y Sabrina ("the teenage cracker") para hacernos reír. Mucho se ha comentado esta semana en redes sociales acerca de que Murphy y compañía deberían haberle dado más caña a Coven, pero está claro que ese punto de comicidad y teen fiction (ni Tim Burton lo haría mejor; lo bueno de ser una serie es que te puedes explayar en tu discurso) es la nueva firma. Si aceptamos que cada temporada de AHS es diferente y no menos genial, aceptemos su cambio de tono, que no le impedirá ser sobresaliente. 

Algo más oscura se torna la cosa cuando volvemos a Fiona y Lalaurie. Se confirma, como intuíamos, que la bruja Suprema quiere de la sádica burguesa lo que la ha mantenido más de 180 años sin una arruga dentro de un ataúd. El personaje de Kathy Bates rememora cuando la bruja negra Marie Laveau (Angela Basset), a quien vimos en el primer episodio, la engañó para beber la pócima de la inmortalidad. Lo malo es que después la enterró en vida, tras matar a su familia, en venganza por los esclavos a los que había troceado. Fiona no hará caso a esa moraleja sobre la condena que supone la vida eterna y acude a Laveau, que sigue viva y coleando, en busca del secreto. Es muy divertido ver cómo el equipo de Coven juega aquí con clichés raciales que tienen su puntito de crítica. En 1834, Laveau era esclava; en 2013 regenta una peluquería. El enfrentamiento, peines, tijeras y uñas postizas mediante (tronchante el "más laca no" de Fiona; 'racístísimo' el good black dont crack, "las buenas negras no envejecen "), derivará en una lucha de poder sobre el origen de la brujería. "No parece que hayas oído eso de que la civilización comenzó en África", habla Laveau mientras explica que fue una negra esclava y hechicera quien cedió la magia negra a las brujas de Salem. Este enfrentamiento, dos mujeres, la misma opresión, no es nada comparado con lo que nos espera. Por lo pronto, Laveau ya ha soltado a su minotauro...

Otros apuntes:

Edge of Seventeen no es la única referencia a Stevie Nicks en el capítulo, ni lo será en la serie. De hecho, la compositora y cantante de Fleetwood Mac, cercana a Ryan Murphy y de cuya relación con la brujería se rumoreó en su momento, es imprescindible en la composición de Misty Day. Lily Rabe habla sobre ello en una entrevista a Vulture; para ella Stevie Nicks será su diva, y sus letras sobre la liberación femenina (Rhiannon suena en Boy Parts) su mantra.

Estamos deseando ver juntos de nuevo a Taissa Farmiga y Evan Peters, que ya tuvieron su ración de amor imposible en la primera temporada. La resurrección de Kyle profundiza en temas de los que hablamos la semana pasada: ¿el fin justifica los medios? ¿haber usado la brujería para estar juntos será una condena para los amantes en el futuro? Por ahora disfrutemos ese adorable y burtoniano romance. 

Os dejo con la promo del próximo capítulo, The Replacements. Dirige de nuevo Alfonso Gómez Rejón. Thank God!

 
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