miércoles, 31 de agosto de 2011

'El pasado es un lugar solitario'

The Shadow Line es una segunda oportunidad. Y es curioso que una serie a medio camino entre El padrino, Fargo, Rubicon y Crematorio pueda hablar de algo tan esperanzador como dar carpetazo al pasado. A lo mejor es porque la oscuridad insondable de lo nuevo de la BBC Two nos impide aventurar si esa oportunidad será concedida o no… Y es que ya se sabe que la tele inglesa es única en esto de darle la vuelta a lo convencional catódico sin sacrificar el entretenimiento (no confundir esto con la presencia de un Fiti local en cada una de sus producciones); en esta ocasión, nuevo primer premio para el know how británico en el ámbito del género televisivo. Después de revisionar el melodrama literario con el The Crimson Petal and the White de Faber e inyectar al drama familiar la adrenalina del thriller en Exile, la BBC regala un estudio magistral de los grises que separan el bien y el mal catódico; The Shadow Line es puro noir.

El hecho de que el villano de la serie vista gabardina y sombrero es sólo una de las referencias al género negro que Hugo Blick, realizador a cargo del proyecto, consagra en The Shadow Line. De El sueño eterno a L.A. Confidential pasando por Chinatown nos ha quedado claro que hacer borrón y cuenta nueva no es tan fácil si tenemos algún que otro cadáver en el maletero. Que se lo digan al inspector Jonah Gabriel (Chiwetel Ejiofor), a quien la amnesia tras un intento de homicidio le permite empezar de cero a costa de sacrificar el pasado, o a Joseph Bede (Christopher Eccleston), capo en funciones que busca un nuevo comienzo a la espera de la muerte de su mujer enferma. La cuestión es que abandonar la línea de sombra y decidirse por uno de los bandos crea enemigos irremediablemente; la transformación completa requiere sacrificio. 

Y aquí llega el aviso para los puristas del noir; The Shadow Line es de todo menos clásico. La evolución de los géneros está en manos de aquellos que se atreven a violentar sus límites y buscan su reflejo en lo contemporáneo, y a este respecto podemos afirmar que Blick es genuina autoría televisiva. El creador de The Shadow Line explora de manera episódica lo más oscuro de las instituciones británicas, sometiendo a los protagonistas a situaciones límite que rescatan para la tele lo mejor de Coppola, los Coen y Tarantino (magistral reencuentro el de la tienda de relojes). El colorido grisáceo y sangriento de Blick sustituye el maniqueo contraste entre el blanco y el negro del noir convencional; la línea que separa el bien y el mal es mucho más caprichosa en la actualidad. La decisión final de uno de los personajes será la que niegue o conceda una segunda oportunidad a todos los demás… Por algo se dice que el infierno está lleno de buenas intenciones.

viernes, 26 de agosto de 2011

Fringe y The Good Wife; más y mejor

Fringe y The Good Wife son mi debilidad. Y aunque a veces me ciegue mi amor incondicional hacia determinados productos televisivos (vaya por delante que fui fan de Cinco en familia y Motivos personales), me congratulo en mi buen criterio cuando se me ponen los pelos de punta con Olivia Dunham y Alicia Florrick. Y es que ambas tienen en común más de lo que parece, y no hablo sólo de provocar ataques de freakismo extremo ante su regreso otoñal. Además de tener un planteamiento sencillo pero muy novedoso, un desarrollo lento y muy sólido, y dar el pelotazo argumental y formal en sus respectivas últimas temporadas, son las series con la defensa más potente y efectiva entre su nicho de audiencia y las más aclamadas por la crítica televisiva durante el pasado año. Y la cosa no queda ahí: Fringe y The Good Wife son la vanguardia catódica actual y marcan el paso de la nueva ficción televisiva. No me diréis que no tengo visión de futuro…

Si hay una excusa perfecta para afrontar de buena gana el final del verano es saber qué coño ha sido de Peter Bishop. La tercera entrega de Fringe fue su consagración como paradigma contemporáneo de la ciencia-ficción televisiva, y regresa a la parrilla de Fox el 23 de septiembre en una de las premiere estrella de la temporada. Aunque no podemos negar los antecedentes que llevan a ella (desde Expediente X a Lost pasando por Alias), y teniendo en cuenta que la sombra de J. J. Abrams es alargada, sí podemos afirmar que la serie ha logrado sacudirse el sambenito de artefacto vacío a base de solidez en el desarrollo de tramas y en la coherencia de personajes. Fringe no se sube al carro del apocalipsis terrorista; exprime las convenciones de lo paranormal para actualizar lo que sabemos de destino, identidad y amor. Una tragedia que ya les gustaría a los griegos, vamos.



Decir que un procedimental de abogados se ha convertido en La red social de la tele parece de coña, pero los que la hemos visto en pañales podemos dar fe de su estirón de infarto. La segunda temporada de The Good Wife fue el baile de fin de curso de Alicia Florrick; la esposa del fiscal nos hizo ojitos en los primeros capítulos hasta conseguir que la animáramos a echar una canita al aire con su jefe. El drama legal del matrimonio King, con su sincero y adictivo tono de soap-opera por delante, ha revolucionado el tribunal mostrando las horas más bajas de la justicia y la política yanqui, con mucha Blackberry y mucho Facebook de fondo. El 25 de septiembre The Good Wife salta a los domingos de la CBS; queremos más carnaza, y mejor… sobre todo después de haber visto a la susodicha en lencería.

lunes, 22 de agosto de 2011

Vacaciones en serie (III)

Se acerca el final del verano. Y aunque dicen por ahí que las vacaciones en septiembre son las que más molan, no me diréis que pasar dos semanas en Torrevieja resguardándote de la lluvia no es de coña. Así que afrontemos que, además de ser lunes, queda una semana oficial de verano con la última entrega del especial vacacional de El Club Silencio; si has tenido un agosto de mierda, toma ideas para el año que viene, y si lloras pensando en la operación retorno, verás que no es para tanto. Vacaciones para todos los gustos, vamos.

 
Fringe, vacaciones sufridas

Hay quien se va de vacaciones a pasarlo putas, que se dice. Olivia Dunham sí que vino del Nueva York over there (para el que no haya ido, se adjunta foto abajo) más cabreada que una mona. Después de que sus compañeros la dejaran tirada en las mazmorras de Walternate y de que consiguiera sobreponerse a su problema de bipolaridad inducida, Olivia vuelve a su dimensión natal y descubre que su gemela mala le ha quitado el novio. El viaje de la prota de Fringe fue uno de los grandes giros ideado por el equipo de guionistas para enfrentar al personaje con un conflicto identitario del que se fueron dando pistas temporada tras temporada. Tras vencer al equipo de evilWalter, Olivia se da cuenta de que la solución pasa por aprender a perdonar y a superar tus miedos… Y es que no todo en esta vida son chutes de Cortexiphan; hasta Olivia puede tener problemas de autoestima.

  
California Dreams, lo bueno de vivir en Benidorm

Los más afortunados son aquellos que viven cerca de la orillita del mar y pueden dedicar todo el verano a tostarse al sol. Y vale que tener tu residencia habitual en Benidorm no sea de lo más elegante, pero vivir en Santa Mónica sí tiene que molar. Si no que se lo digan a los chicos de California Dreams, que, en vez de dedicar las vacaciones a hacer abdominales para lucirse en la playa (ellos ya venían así de fábrica), estaban tarde sí y tarde también aporreando la batería en el garaje de un amigo. Balconing y sand tunnel son divertimentos del siglo XXI; los adolescentes de los noventa se conformaban con cualquier tontería, como la música. California Dreams era mala a morir, pero la recordamos con cariño por aquellas mañanas vacacionales baticao en mano.


Carrie Bradshaw se va de series finale

El viaje de Sarah Jessica Parker a París estaba planeado más como excedencia que como vacaciones... Cuando parecía que había superado su relación con Mr. Big y encontrado la estabilidad con el artista ruso, lo que parecía el partido perfecto acaba saliendo rana. La prota de Sexo en Nueva York deja todo atrás, amigas salidorras incluido, para fugarse a la capital francesa… Y no diréis que no es el sitio más apropiado para encontrar al maromo de tu vida. Sin embargo, Carrie Bradshaw y compañía le dan la vuelta al destino romántico por excelencia y encuentran la receta ideal de la serie en el capítulo de despedida; París simboliza la expectativa del amor y la decepción que éste supone a veces. Aun así, a Carrie se le concede una nueva oportunidad… Ya se sabe que los amores reñidos son los más queridos.


Los vigilantes de la playa, verano en el curro

Si hay una serie veraniega legendaria, es Los vigilantes de la playa; y no porque sus protagonistas se pasaran capítulo tras capitulo luciendo pectoral y biquini por encima de la cintura, sino por las mañanas y tardes vacacionales que nosotros pasábamos viendo a David Hasselhoff y Pamela Anderson flotador en mano. Y es que, no nos engañemos, trabajar en verano no es lo mismo si lo haces “tomando bronce” de cara al horizonte playero californiano. Eso sí, por muy ideal que parezca, los chicos de Los vigilantes de la playa se empeñaban en recordarnos lo peligroso que puede ser el paseo marítimo, y lo capaces que son ellos de arreglar cualquier desaguisado (salvar al bañista jubilado o pillar a una banda de camellos despistados). ¿Capítulo por excelencia? La muerte de Stephanie Holden. Puede que ahora nos riamos recordándola, pero estoy seguro de que hay pocas series tan inolvidables como ésta.


Urgencias, vacaciones de despedida

No me equivoco al decir que a los seguidores fieles de Urgencias se les pondrá un nudo en la garganta al recordar el adiós vacacional de Mark Greene, protagonista de la serie hasta la octava temporada. Tras sufrir la reaparición de un tumor cerebral aparentemente inoperable, Greene se lía la manta a la cabeza y decide hacer un viaje final a Hawai, donde veraneaba durante su infancia. El enclave paradisíaco no podría ser más simbólico; es el lugar elegido por el personaje que interpreta Anthony Edwards para hacer las paces con su hija adolescente, animándola a ser fuerte en su ausencia. Será la misma luz brillante de la isla la que ilumine el momento de su muerte. No hay mejor forma de finalizar el especial veraniego de El Club Silencio; On the beach parece el capítulo perfecto para una despedida. Pero ésta con regreso, ojo.


viernes, 19 de agosto de 2011

Sleepers: Rose Byrne

Sleeper: dícese de aquellas películas dormidas que despiertan una vez llegan a la cartelera, de pequeñas dimensiones, y que se hacen grandes porque el público las recomienda. El Club Silencio aprovecha la coyuntura y dedica una sección a los mejores Sleepers interpretativos de la tele.

Rose Byrne es la protagonista del primer Sleepers de El Club Silencio, dedicados a aquellos actores y actrices seriéfilos infravalorados que tienen un huequecito en mi corazón por méritos propios… Y ella lo es con todas las de la ley. Y es que estoy harto de oírlo: Rose Byrne no es una joven promesa. Rose Byrne es una actriz de tele y cine consagrada, y no porque lleve décadas en el negocio con decenas de proyectos detrás, sino porque lo poco que ha hecho ha sido impecable, con el reconocimiento de la crítica out of mainstream y algún premio gordo que ya quisieran muchas veteranas… Y haberse cepillado cinematográficamente a Brad Pitt también es algo que a muchas les molaría decir. Pues sí, Rose lo ha hecho, envidiosas.

2011 ha sido su año más blockbuster: X-Men: Primera generación, Insidious y La boda de mi mejor amiga. Y aunque gracias a esto podemos verla en portada día sí y día también, Byrne es muy consciente de lo que le debe a la parte menos visible del audiovisual; véase la tele y el cine indie: “me veo más como una actriz con personalidad que como famosa”. Y es que esta australiana de 32 años lleva más de 15 delante de una cámara; en 1994, en plena adolescencia, debutó en Dallas Doll, producida en su país natal, y participó en varios proyectos televisivos (sí, la mitiquísima Los rompecorazones) años antes de protagonizar The Goddess of 1967 (en España La diosa del asfalto), gracias a la que se agenció la Copa Volpi a la mejor actriz de Venecia 2000. Con 21 añitos, que se dice pronto.

Quién le iba a decir a esta pequeña de cuatro hermanos criada en un barrio humilde de Sidney que, además, Lucas la ficharía para Star Wars: El ataque de los clones. Y pese a que posteriormente se ha mantenido a la sombra de actrices como Natalie Portman, Keira Knightley o Diane Kruger, Byrne se ha manifestado siempre afortunada de tener un guión entre manos: “Ser una actriz en activo es increíble, porque el 99 por ciento de los actores está fuera del sistema. Conozco a mucha gente con talento, mejores actores que yo que no han tenido su oportunidad”. Aun así, es innegable que Rose ha sabido aprovechar al máximo sus modestos papeles bajo la tutela de Petersen (Troya), Coppola (María Antonieta) o Boyle (Sunshine). 

Pero más allá de festivales y taquillazos cinéfilos, Rose Byrne debe a Damages una de sus mejores interpretaciones y el respaldo de la crítica en nominaciones varias a Emmy y Globos de Oro; además de nuestro amor incondicional, por supuesto. Y aunque no es su primer proyecto televisivo importante (trabajar en una miniserie de época de la BBC como Casanova es todo un trampolín, y si no que se lo digan a Romola Garai), es Ellen Parsons quien nos permite disfrutar semanalmente de la australiana. Y es que parece que a Rose no le importa lo más mínimo llevar cuatro temporadas a la sombra de Patty Hewes… Sólo una actriz experta y entregada como ella sería capaz de empatarle el pulso interpretativo a la mismísima Glenn Close.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Treme, muerte y resurrección

Treme es, además de música, muerte. El primer capítulo de la serie comienza con un desfile de música, y el último de la primera temporada acaba con un entierro. Muerte y música se entrelazan en los diez capítulos iniciales de Treme; toda muerte tiene un tributo de trompeta y saxofón, que parece querer poner a mal tiempo buena música. Así acaba el demorado entierro de David, en que vemos a Ladonna, de negro, bailar y sonreír por fin al son de la música tras despedirse definitivamente de su hermano. Y es que en Treme, la muerte no es del todo negativa, la muerte es un comienzo, al igual que hay que celebrar el entierro de la antigua Nueva Orleans tras el paso de Katrina y saludar el lento nacimiento de la nueva, aunque no disten mucho una de otra. Treme es un Mardi Gras a lo grande.

En la nueva Nueva Orleans, el día de Todos los Santos también puede ser una fiesta. Así comienza la segunda temporada de Treme, de la misma manera agridulce; su primera escena es toda una declaración de intenciones. Un montaje paralelo muestra la visita de los protagonistas a sus familiares fallecidos en el cementerio, en simbólica fecha, con el fondo de acordes de un niño negro que aprende a tocar la trompeta, y a Toni Bernette intentando comenzar de nuevo, al igual que la propia ciudad, tras el suicidio de su marido. La muerte es una intro musical para el resto de capítulos; Batiste conecta el mp3 a un músico moribundo; Annie y otros compañeros tocan días después de que un músico local fuera disparado en la cabeza… “Cariño, la vida es corta. Toquemos una canción”.

Pero primero, antes de esto, Accentuate the positive como season premiere, para que no se olvide. Y de la mano de los más grandes, porque Simon y compañía quieren una despedida y un nuevo principio a la altura de los supervivientes de Treme. En la primera escena de la segunda temporada hay el comienzo y la inocencia de Truffaut, en los planos secuencia que retratan al niño músico en su paseo alrededor del cementerio como si fuera Antoine Doinel en la playa de Los cuatrocientos golpes; y hay la madurez de Resnais en El año pasado en Marienbad, y de Wong Kar-wai en Deseando amar en los travelling que se recrean en los mausoleos de Nueva Orleans, en reverencia al recuerdo que dejan los fallecidos a las generaciones posteriores. Muerte y resurrección; adiós y hola de nuevo en Treme.

domingo, 14 de agosto de 2011

Vacaciones en serie (II)

Los Ángeles, Hawai, México o Gandía. El lugar da igual. Y es que en las series, el que pone el destino vacacional es el personaje. Así como el Nueva York de Patty Hewes es completamente distinto al Nueva York de los chicos de How to make it in America, es el protagonista el que determina el sentido del espacio dramático, también en épocas de asueto. Una isla paradisíaca y natural puede llegar a ser totalmente opresiva y una ciudad costera, símbolo de alegría y juventud, precisamente por ello, puede estar cargada de nostalgia… La segunda parte del especial veraniego de El Club Silencio descubre un poco más de lo que los personajes nos ocultan en la jornada laboral, y rememora algunos de los episodios vacacionales con más miga.


Lost, vacaciones forzosas

Para vacaciones como Dios manda, Lost; de seis temporadas, que se dice pronto. Y no precisamente porque ellos quisieran, sino porque se les complicó pillar el vuelo de regreso. Paradójicamente, Lost también cumple con el tópico del enclave paradisíaco, pues tanto de malo tiene la Isla como de bueno. Y es que es el sitio perfecto para que un médico huérfano, una hijastra en contra de la violencia doméstica, un timador con trauma infantil, un matrimonio peleado y otros tantos puedan empezar de cero. Aunque acabara resultando un enorme desagüe, la Isla fue la clave para que los protas descubrieran de una vez por todas su lugar en el mundo. Ya les gustaría a muchas madres poder decir eso de sus hijos.


Vacaciones de (Cinco en) familia


Sí, Cinco en familia son mis horas más bajas. Pero he de reconocer que Neve Campbell y Jennifer Love Hewitt pueden conmigo... Puede que sea una de las series más católicas, conservadoras y ñoñas de la tele, pero no me negaréis que Cinco en familia es uno de los retoños más resultones de la soap-opera noventera. Y como no podía ser de otra manera, tiene capítulo vacacional: Grandes desilusiones. Charlie (Matthew Fox realmente existía antes de Lost) y Claudia (apunto que Lacey Chabert es la única niña catódica que no se me atraganta) se van de vacaciones a México para arreglar ciertos desaguisados familiares; véase tener un hermano alcohólico y una hermana que se casa con 17 años. Para no variar, no lo consiguen.


Don Draper en bañador no es cosa de risa

De hecho, los capítulos en que el prota de Mad Men se toma días de asuntos propios para visitar Los Ángeles son prácticamente hitos televisivos. Ambos. Los pequeños flashes que Mad Men nos fue mostrando acerca del pasado de Don durante la segunda temporada culminan en El rey de la montaña. Draper viaja a la costa oeste para visitar a Anna, esposa del militar cuya identidad usurpó en Corea; la presencia de la única persona que realmente conoce los secretos de Don nos permite descubrirle en toda su integridad. La muerte de su amiga a finales de la cuarta temporada, tras una nueva visita de Don, dio a Mad Men La maleta, uno de los mejores episodios de la serie, y sirvió al personaje como detonante del sorpresivo desenlace de la season finale. De libro.

Sookie, de año sabático

Ellos pensaban que estaba muerta, pero no. Y tampoco estaba de parranda. A Sookie Stackhouse se le alargaron los quince minutos en Fairy States y cuando se quiso dar cuenta se había quedado compuesta y sin novio vampiro, y su mejor amiga se había pasado a la acera de enfrente. Por muy surrealista que sea True Blood a veces, hay que reconocer que Charlaine Harris no se quedó calva con esta “licencia” literaria. Aunque a los chicos de Allan Ball les ha venido de perlas la broma para hacer evolucionar cierto estancamiento de la serie... No sé por qué ahora me viene a la cabeza aquel momentazo de Dallas en que la muerte de uno de sus personajes resulta ser el sueño de su esposa en la ficción capítulos después (what the fuck!) … ¿O era Los Serrano? Parece que también hay vacaciones tramposas…

Compañeros, viaje de fin de curso

Vacaciones mítiquísimas, las de los chicos de Compañeros recién acabada la selectividad. Aquel episodio supuso tanto el final de la serie como el de la generación de los que crecimos viéndola. Puede que estuviera repleta de lugares televisivos comunes sobre la adolescencia, pero es innegable que Compañeros marcó el camino de la ficción teenager en nuestro país, retomada por otras, Física o Química a la cabeza, para los que vinieron detrás... Y es innegable también que Siempre, continuado por No te fallaré, fue un capitulazo; el grupo de Quimi y Valle se suelta de la mano de padres y profesores y encaran el paso a la madurez, que se les echa encima con el accidente que deja inválido a César. Fin de curso, fin de serie y fin de generación (se adjunta última escena y todo). Mejor imposible.


jueves, 11 de agosto de 2011

Y así fue que Jackie se despidió por todo lo alto

Ya hace casi dos meses que Jackie Peyton se despidió hasta la próxima, pero no puedo dejar de pensar en ella. Y es que sólo quince minutos bastaron para que me volviera a enamorar. Y, como siempre, lo ha hecho por los pelos, aunque se ve que la enfermera de Showtime es una mujer de finales de temporada. La tercera retomó el legendario "Blow me", que ha pasado a ser una de las season finale por excelencia en mi corazón, de una manera irregular, cargante y sobre todo tramposa (con el espectador, que no con el personaje, ojo). Pero siempre se dice que más vale tarde que nunca, ¿no? Y aunque con esta aseveración me esté jugando mi reputación seriéfila, paso a afirmar que el final de la tercera entrega de Nurse Jackie es uno de los mejores de la temporada.

Mucho, y muy malo, hemos comentado de los últimos capítulos de la serie, y si algo nos ha quedado claro, incluyendo en la valoración la inesperada y con seguridad inmerecida renovación, es que Jackie siempre se sale con la suya. Y precisamente lo bueno de la finale es que convierte lo malo de la tercera temporada en una nueva genialidad del personaje; precisamente cuando Jackie toma conciencia de que está destruyendo su vida laboral y familiar, precisamente cuando está a punto de ser pillada en bragas por todos, su jefa se deshace de la prueba del delito y su marido le confiesa que le ha puesto los cuernos, haciéndola quedar como la buena de la serie. Vamos, Jackie, que te ha venido la Virgen a ver.


Y es en este punto cuando nos preguntamos si esta inesperada monotonía situacional de la tercera temporada, en que vemos a la prota saliendo indemne una y otra vez de toda maldad, es simplemente una trampa argumental para un final de órdago. Y es que es innegable que la última escena de la finale destaca por la pirotécnica tensión entre los protagonistas (el encuentro entre Jackie y Kevin es de infarto) y una magistral planificación audiovisual que resucita la serie, prácticamente muerta, otorgándole uno de sus mejores momentos, y dejándonos los huevos de corbata para la siguiente entrega. Pero, ¿es lícito que sólo podamos ver la genialidad de la temporada en retrospectiva, habiendo sufrido semanalmente el hastío de los doce capítulos anteriores? Jackie, puedes haber acabado con un "Pack your bags" sobresaliente, pero has aprobado por los pelos. Como siempre, vamos.

martes, 9 de agosto de 2011

Popurrí apocalíptico

El apocalipsis está de capa caída. Aunque ya se sabe que a la industria audiovisual, lo de que las convenciones de un género estén más que agotadas, pues ni fu ni fa. Y ni fu ni fa también dijeron los encargados de estos proyectos a la hora de intentar aportar algo nuevo al rollo apocalíptico. Para muestra, un botón: Falling Skies. Qué cierto es aquello de que en materia cinematográfico-televisiva está todo inventado, y vale que el fin del mundo, sea la causa que sea, viene de antaño, incluso en la tele... Y si no que se lo digan a la Diana de V. No se puede ser más icono pop... Sin embargo, la última década ha dado buenos y grandes ejemplos de apocalipsis, que ponen el mito al día del espectador actual y convierten cualquier invasión marciana sin importancia en un tratado de Sartre.

La carretera de McCarthy abrió nuevos horizontes a esto del día del juicio (incluida la inmejorable adaptación cinematográfica de Hillcoat); Darabont convirtió el error militar de La niebla, de Stephen King, en un incisivo relato social, con revisión posmoderna de las doce plagas y todo; Battlestar Galactica es el referente apocalíptico entre los entendidos por hacer de la ciencia ficción catódica un ensayo con vocación global sobre las miserias de la Humanidad… Lo cierto sobre estos proyectos es que no inventan nada nuevo, pero utilizan lo viejo para hablar del medio ambiente, la eutanasia, las religiones y el genocidio. Posmodernidad a tope, vamos. Pero ya se sabe que en esto de los géneros televisivos, uno escribe y los demás cambian el nombre a los personajes.


Y Falling Skies es uno de esos últimos que se han subido al carro apocalíptico. Esta apuesta de TNT por los efectos especiales no hace más que repetir una y otra vez los esquemas de V, que debe su éxito a la versión ochentera y a Jane Badler de viejuna, exclusivamente, y de la que Falling Skies toma la trama de resistencia; de Outcasts, con esa falsa vocación de personajes a lo BBC, aunque a las dos se les ve pronto el plumero; de The Walking Dead, que ya era mediocre antes de la huida de Darabont, y de la que toma el relato coral... Y lo realmente curioso de todo esto, a la par que significativo, es que Falling Skies no pretende copiarse de ninguna de las anteriores; simplemente explota todos los tópicos generalistas que discurren en el interior de éstas, lo que es infinitamente más grave.

lunes, 8 de agosto de 2011

Vacaciones en serie

Dicen por ahí que para gustos los colores… Pues lo mismo para las vacaciones, que las hay de todo tipo. Paradisíacas, en ciudad, currando, de despedida, permanentes, de divorcio, de muerte… Y con esto de que El Club Silencio está de operación retorno, ha decidido vengarse de sus vacaciones (forzosas) con la primera parte de un especial sobre las horas más oscuras de las series en este período anual tan sobrevalorado.

Lo que sí es cierto es que los capítulos dedicados a las vacaciones suponen siempre un punto de inflexión en las tramas y los destinos estivales son empleados para revelar lo mejor y lo peor de los protagonistas. A continuación, algunos de los momentos más freakies de nuestra vida seriéfila, ya sean de season finale, a mitad de temporada, de series finale, en especiales veraniegos o simplemente porque sí. ¿Alguien se apunta?


Los Simpson, vacaciones por excelencia

Si hay alguien continuamente de arriba para abajo son Los Simpson. Ya se sabe que los de Springfield son los más sangrantes vampirizando momentos legendarios del cine y la tele, desde El resplandor a Harry Potter pasando por el musical y el reality show. Pues otro tanto hacen en sus viajes, en claro homenaje a estos especiales seriéfilos en que los protas se trasladan a un destino completamente diferente para romper la monotonía generada por la propia ficción. Yo me quedo con los Simpson en Río de Janeiro; el guiño al Tiburón de 007 en el rescate de Homer en teleférico es de Emmy.


Damages y la parcela de Patty

Diréis que las parcelas no son mitiquísimas del verano; pues Patty Hewes tiene una, y lo que se cuece ahí es de peli de miedo. Además de ser el lugar donde se planean algunos de los derramamientos de sangre estrella de la serie, la naturaleza de este destino en contraste con el hormigón de Nueva York es uno de los elementos definitorios de Patty; es allí donde empieza a expiar las culpas por haber mandado matar a Ellen. La escena del piloto en que la abogada tira la correa del perro de Katie al lago, uno de los geniales macguffin de la primera temporada, es simplemente de orgasmo televisivo.
 

Sensación de vivir; el camping es muy de los 90

Siempre que pienso en los chicos de Beverly Hills recuerdo Un día de camping como el capítulo más emocionante de la serie… Y es que a los seis años aún era muy impresionable. Brenda, Steve y compañía pillan la mochila a mitad de la segunda temporada para pasar un fin de semana en el parque de Yosemite, y cómo son estas cosas de la soap-opera que Brandon acaba colgando de un precipicio (los precipicios también son muy de los 90, véase Máximo riesgo). ¿Y quién le ayuda? Dylan. No tiene suficiente con quitarle a todas las chicas y comerse la boca con su hermana; encima va y le salva la vida. Ver la escena en cuestión mil años después no tiene precio.


Los Soprano en Nápoles

Y ahora me pongo serio, que yo soy muy de Los Soprano. No me equivoco al decir que Commendatori, el viaje de negocios de Tony a Nápoles en la segunda temporada, está en el top five de los mejores capítulos de la serie. Chase y Van Patten hacen una revisión contemporánea del viaje de Michael Corleone al pueblo natal de su padre; Tony abandona por un momento su vida de mafioso y se plantea el sentido de su matrimonio y su vida de apariencia al conocer a la capo Annalisa Zucca. Carmela, en Nueva York, piensa por primera vez en el divorcio. El reencuentro de ambos al final del capítulo, Con te partirò de fondo, es sencillamente descorazonador.

 
Médico de familia, vacaciones en Nueva York

Y para terminar, la hora y media más freaky de la televisión española, sí señor. Es innegable que Los Martin conquistan Manhattan, emitido en la tercera temporada de Médico de familia, cuando la serie ya era un hito catódico, es uno de los capítulos memorables de la ficción cañí. Y es que por muy importante que la serie se haya revelado con los años en cuanto a modelo de producción y patrones de audiencia, Médico de familia, visto en retrospectiva, ha dejado momentos muy bizarros… Aun así, siempre recordaremos con cariño a Nacho Martín cruzando el puente de Brooklyn (y siendo atracado en un callejón de Manhattan).